(Muestra de las proporciones y ángulos necesarios
para confeccionar la bandera de Nueva Zelanda)
Así como la Vexilología se encarga del estudio de las banderas, existe una variante de la misma conocida como Vexilografía la cual se encarga de establecer un marco referencial dentro de la disciplina para diseñar una bandera conforme a una serie de pautas a convenir entre la comunidad vexilológica internacional.
Como una bandera va más allá de un conjunto de símbolos y colores dispuestos de una forma en particular, se hace necesario el establecimiento de un marco propio y universal que permita acreditar cada bandera como tal y conforme a las pautas dadas previamente por la comunidad internacional.
Si bien en el amplio mundo de la vexilología y considerando la larga
evolución histórica de las banderas es difícil establecer una serie de
estándares necesarios para su confección, si se puede concordar en la
actualidad con una serie de principios a seguir al momento de diseñar
las banderas que tienen un significado expresado en su aplicación
práctica. Es de esta forma que en la compilación realizada por Ted
Kaye podemos encontrar una gran síntesis de acuerdos y postulados que permiten establecer lo que podríamos denominar como una
“buena bandera”
El primer principio que se considera para diseñar una bandera es el de
“Mantenerla Simple”, vale decir, que para el diseño de la misma
debemos considerar la simpleza en su realización si es que queremos
que la bandera sea recordada y más que eso, reproducida. Se acepta
en vexilología, por ejemplo, que una bandera debiera ser fácilmente
reproducida por un niño como forma de asegurar tanto la pertenencia
como la reproducción de la misma.
Es por ello que en lo posible se intenta evitar cualquier complejidad
(como colocar un escudo de armas) dentro de la misma a modo de
hacerla más simple.
(Ejemplo de algunas banderas nacionales con su nombre vexilográfico que considera la relación de su forma interna y los símbolos incorporados en ellas)
El segundo principio considera que debemos ocupar un “Simbolismo
Significativo” al momento del diseño y lo anterior no deja de tener un
carácter trascendental si consideramos que las banderas
efectivamente tienen que ser significativas ya que es sólo cuestión de
que recordemos, por ejemplo, a nuestra propia bandera ya que no por
nada es llamada como la “bandera de la estrella solitaria”
En un tercer ámbito, al momento del diseño se nos recomienda
“Utilizar 2 a 3 colores básicos” A lo anterior agreguemos el hecho de
incorporar en las banderas un contraste que estéticamente sea
llamativo pero sin abusar del mismo. En este ámbito la idea es tratar
de incorporar en las banderas una serie de colores representativos,
que permitan tanto diferenciarla de otras como de convertirla en un
ícono.
El cuarto principio hace mención a No ocupar frases y he aquí un
hecho curioso ya que si fuese necesario escribir en nuestra bandera
“Chile” por ejemplo, no se estaría cumpliendo una función fundamental
de la misma. Consideremos que las banderas son objetos simbólicos,
y como tales, no deberían contener como carga frases simbólicas si no
más bien, contener su adaptación icónica.
Finalmente, un quinto principio, no menor, tiene correspondencia con
que las banderas deben ser Distinguirse una de otra, vale decir que no sean demasiado similares entre una y otra aunque se acepta
generalmente que dos o más banderas tengan una similitud en la
medida de representar conexiones entre ellas, recuérdese por ejemplo,
al Imperio Británico y sus incontables banderas de “Cantones” de las
cuales aún quedan reminiscencias como el caso de Australia, Nueva
Zelanda y Australia, entre otras.
En este momento es cuando, ya conociendo los elementos básicos
que componen las banderas del mundo en su diseño, podemos
indagar en los diferentes tipos que existen a modo de reconocerlas de
mejor manera, es por ello que a continuación se presentan los diseños
de banderas más utilizados a lo largo del tiempo y del espacio y
también, porqué no, se deja espacio a la creación de nuevos.